"Por tanto yo hablaba lo que no entendía; cosas demasiado maravillosas para mi, que yo no comprendía" Job 42:3.
Es fácil dar gracias a Dios cuando hace lo que deseamos. Pero Dios no siempre hace lo que deseamos. Pregúntale a Job. Su imperio se vino abajo, le mataron a sus hijos, y lo que era un cuerpo saludable se convirtió en un montón de llagas... ¿ De dónde vino este torrente? ¿De dónde vendrá alguna ayuda?
Job va directamente a Dios y plantea su caso. Le duele la cabeza. Le duele el cuerpo. Le duele el corazón.Y Dios responde. No con respuestas sino con preguntas. Un mar de preguntas. Después de varias docenas de preguntas, Job ha captado. ¿En qué consiste?
El punto es este: Dios no le debe nada a nadie. No hay razones. No hay explicaciones. Nada. Si las diera, no podríamos entenderlas. Dios es Dios. Sabe lo que hace.
Cuando no puedas ver su mano, confía en su corazón.
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